De pronto, en la penumbra del recuerdo,
aparece tu rostro con serena quietud,
me sumerjo en tus ojos profundos y el anhelo
se apodera de mi alma por sentir tu virtud.
Y somos uno solo, frente a frente
de nuevo, una brisa serena, un mar,
una ilusión. fuertemente se enlaza mi cuerpo
con tu cuerpo, y dichosos oímos otra vez el cantar.
Y en distintos lugares tan distantes
dos almas están cerca, sintiendo la pasión
del amor que se entrega vivamente.
Y nacen las canciones más brillantes
inspiradas y bellas, del rojo corazón
que lo da todo, todo ciegamente.
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