Rostros corroídos, maquiavélicos,
instruyen el camino del mundo;
pasos marcados al océano
fulguran la luna
danzante de sarcasmo
borracha de alegría.
Nietche, Hitler, atónitos
observan el cantar frío
del Human-Baby,
tiemblan de pavor.
Las mil dagas vivientes
esperan degollar
la noche y el alma
mientras el gorrión
en celeste música
envuelve
la esencia fantástica del mundo.
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