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martes, 3 de marzo de 2009

40. LA VIEJA CHILERA.

Cierta vez en un viejo poblado
le daban una tunda a un pordiosero,
gritaba una señora: - ¡Lero, lero!,
¡eso mereces y mas por desgraciado! –

El pobre joven aquél se revolcaba
por los duros puntapiés que le asestaban,
no exagero, ya mero lo mataban
y la vieja chilera, gritaba y mas gritaba.

Paso el tiempo y la suerte respondió,
el muchacho gano la lotería,
después en lujos y glorias vivía
hasta que al fin... un día al pueblo volvió.

Tunda loca le daban a un chiquillo
unos riquillos muchachos “importantes”,
la chilera no perdía un solo instante,
gritaba y gritaba comiéndose un barquillo.

Y al ver el pueblo entero que bajaba
de un lujoso auto aquél señor muy bien vestido,
de corbata y saco... muy pulido
quedaron con las bocas “mosqueteadas”.

Un ¡Oh!, de admiración dejo escucharse,
los “importantes” dejaron la pelea,
la vieja chilera gritaba: -¡Ea, ea!-.
Quedando tirado el desdichado.

Se dirigió a la chilera el nuevo rico
diciendo: -¡Señora irrespetuosa,
a su edad no debe ser tal cosa
que aparenta, amárrese ese pico!-

“Ahora recuerdo que de mi tú te burlaste...”.
“...Y de mí también.”; gritaban del gentío.
La vieja chilera dijo: -¡Ay Dios mío!-
Y ni para correr tuvo tiempo la gritona.

Los jitomates podridos le llovieron,
reían con sarcasmo... luego se fueron.
El último fue de un perro que le dijo:
- “¡Por burlona, toma!”, -plash- “guau” -,
- ¡Ay, perro jijo...!-.

Recuerden amigos el consejo,
el respeto es el arma protectora
que quita jitomates en mala hora,
sigámoslo, para llegar a viejos.

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