Hijo... hoy quiero recordarte
lo que siempre he declarado;
el amor a la vida aconsejarte,
a Dios, como hombre encomendarte
y ser bueno con el día llegado.
Quiero enseñarte los fértiles caminos
que la experiencia en la marcha me ha mostrado;
no debes andar, cual peregrino
que vaga por andar en el camino,
debes fijar un punto dado.
Y si una vez llegara a regañarte
no debes actuar cual lobo herido,
¿que es la juventud actual?, para enseñarte
estoy aquí, ¡aprende el recorrido!
Piensa a conciencia sobre el hecho
y reflexiona, hijo mío y algo aprende,
que el hombre, por ser hombre comprende.
Ama a la vida, al prójimo y al sol,
estudia lo místico y la ciencia;
ama a tu madre, a tu gente
y a tu propia existencia.
Evita escorias y aleja las venganzas
mi niño mío, que nada bueno dejan
y cuando grande estés, dirige tu experiencia
hacia tus hijos...
¡Oh, Dios mío! ¿Pues qué no me di cuenta?
Hijo mío, ahora que eres chico, recién nacido,
Preocupación no tengas por calor,
mientras tus padres vivan, te guiaremos unidos con amor.
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